Síntomas de un Espacio afectado

Cuando habitamos un espacio que no es saludable, estamos en una situación en la que la vivienda no nos ayuda en nuestra regeneración diaria. Más bien es todo lo contrario. Paradójicamente en vez de aportar, el espacio nos resta energía. Esto hace que vitaminas, minerales y otras sustancias nutrientes de nuestro organismo sean más necesarias que nunca, pero al mismo tiempo no hay capacidad de absorberlas por un exceso de demanda.

Algunos de los típicos síntomas de un espacio afectado pueden incluir alguna de les siguientes situaciones:

Fatiga constante, nuestro cuerpo debe generar recursos para contrarrestar una situación que le es hostil con el consiguiente desgaste.

La crispación en las casas es bastante habitual favoreciendo un mal ambiente familiar con frecuentes discusiones especialmente subidas de tono y confrontaciones.

En los niños se acentúan los miedos y pesadillas con cierta frecuencia. Poco rendimiento intelectual en jóvenes y adultos. Bajo rendimiento en nuestro espacio de trabajo.

Nos sentimos «como bloqueados» en todo lo que deberíamos hacer, sean aficiones o trabajo y no encontramos las fuerzas ni las ganas o el momento para hacerlo. Carencia de concentración. En estudiantes, fracaso escolar. Necesidad de ventilar a menudo el espacio sin éxito.

Sensación de falta de aire, a menudo angustiosa por el dominante de ionización ambiental en positivo de estas zonas, la respiración es superficial incluso cuando ventilamos parece que no se consigue una buena ventilación.

Afectación del sistema inmunológico del organismo haciendo bajar las defensas.

Enfermedades que se convierten en crónicas sin una aparente solución médica.

Algunas de les típicas patologias que habitualmente provocan son:

Problemas en el sistema digestivo.

Se favorecen y potencian varios tipos de intolerancias alimentarias, como por ejemplo en el gluten.

Candidiasis, parásitos y afectaciones intestinales, dificultad en eliminar toxinas y aumento de los radicales libres.

Problemas de tipo circulatorio, retención de líquidos, varices. Dermatitis, y otros problemas de la piel. Alergias respiratorias, Depresión, estrés, cuadros de ansiedad, insomnio, crisis de pánico.

Problemas con el descanso, solemos despertarnos cansados. Niños sonámbulos, criaturas que duermen comprimidas en una esquina de la cama como si quisieran huir.

Casas con humedad ascendente en muros o grietas. Pájaros, animales y plantas enfermizas o decaídas. Aparición abundante de insectos; hormigas, escarabajos, termitas, abejas o avispas están cómodas en los lugares alterados.

También hemos observado recurrentemente en nuestra estadística una situación que no podemos relacionar directamente de forma clara y objetiva con lo que hablamos pero que a menudo comentan personas con afectaciones de este tipo y que nos «atrevemos» a compartir por si a alguien «le resuena» En algunos casos incluso hay episodios en los que las cosas se estropean de forma repetitiva y sin sentido aparente. También puede haber “cierta densidad” en el ambiente que en ocasiones se manifiesta incluso con poca claridad ambiental, como si las bombillas hicieran poca luz.

Todo lo mencionado no siempre ha de existir necesariamente en un lugar afectado, logicamente cada casa tiene sus peculiaridades.